Hola Francis,
Siento que la pregunta sea tan larga, pero se trata de algo que he estado rumiando durante algún tiempo. ¡Gracias! De acuerdo con el Camino Directo, tal como yo lo entiendo, por una parte el yo (self) se funde con la consciencia y por otra parte los objetos externos se funden con los pensamientos que a su vez se funden con la consciencia. El resultado es que: solo hay consciencia. La fusión de los objetos externos en pensamientos y luego en consciencia quiere decir que lo que ingenuamente consideramos como objetos externos, no tienen existencia independiente. Es aquí donde yo, y estoy seguro que muchos otros, tenemos un problema. Hay una coordinación extraordinaria entre las distintas percepciones, entre las de agentes diferentes, entre las del mismo agente en momentos diferentes, y entre sensaciones diferentes del mismo agente al mismo tiempo. Mary me puede contar que hay una estatua nueva en el parque, y puedo ir allí y verla por mí mismo. Puedo volver a mi habitación cada noche y ver que la cama, la mesa de noche, la lámpara de pié y el aparador tienen la misma apariencia y configuración que tenían las noches anteriores. Veo, oigo y acaricio el perro que ladra y estas experiencias se convierten en una única percepción coherente del perro. ¿Cómo son posibles estos sucesos familiares si no hay un mundo de cosas que existen independientemente, un mundo que tiene algún tipo de realidad intersubjetiva que es más substancial que las efímeras formas de consciencia? Tal como yo lo veo, los maestros del Camino Directo intentan evadir este tipo de objeción permitiendo sólo apelar a la “experiencia directa”. Es cierto que los objetos externos no son parte de mi “experiencia directa”. Hasta donde llega mi propia experiencia sólo hay percepciones, sentimientos y pensamientos. ¿Pero no puede uno inferir razonablemente la existencia de objetos externos a partir de la propia experiencia directa y de los relatos de otros? ¿No indica el comportamiento de Advaitines realizados que se ha hecho esta inferencia? Me parece que alguien que tomase seriamente la noción de que sus sensaciones no corresponden a un substrato de cosas que existen independientemente vería el mundo como una serie desconectada de flashes, imágenes, sentimientos y olores. Otro problema que tiene el restringir la evidencia a la “experiencia directa”, es que parece ser equivalente a solipsismo. Yo no tengo “experiencia directa” de la consciencia de otros, y por lo tanto, ¿no debería descartar mi propia creencia y las declaraciones que hacen otros de que son conscientes?
Querido Ian,
Tú dices que:
Sí, aunque yo preferiría decir que la realidad o sustancia de los pensamientos, sentimientos y percepciones externas es consciencia o “realidad sutil”. De paso, podemos observar que esta realidad sutil es directamente experimentada por nosotros, y que por lo tanto tenemos absoluta certeza de ella.
Luego continúas:
No, porque si hay objetos externos, su sustancia puede ser diferente que el pensamiento. Llamémosle “realidad física”. Podemos observas de paso que la realidad física no es directamente experimentada por nosotros, y que por lo tanto la existencia de objetos externos es inferida, no experiencial. Es inferida a partir de nuestro acuerdo intersubjetivo acerca de las cualidades de esos objetos externos, como tú ya has notado.
Entonces añades:
Aunque esto es verdad, no es una implicación lógica de 1 y 2 (dado que 2 no es verdad), que explica por qué tú y otros muchos incluyendo yo, tenemos un problema con este razonamiento.
Hemos sido condicionados a ver la consciencia como un objeto limitado localizado en espacio y tiempo en algún lugar entre las orejas. Esta creencia infantil, o alguna de sus variaciones, es la raíz de la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza. ¿Qué evidencia experiencial tenemos de tales limitaciones, o de que la consciencia sea un objeto? Absolutamente ninguna. Esto abre la posibilidad de concebir la consciencia como un “campo” presente siempre y en todas partes, de la misma manera que concebimos que las leyes de la física tienen vigor en todas partes y siempre. Nuestra apertura a esta posibilidad es un prerrequisito para entender lo que sigue.
Volvamos a las dos realidades que hemos encontrado antes, la realidad sutil de la que estamos absolutamente seguros, y la realidad física cuya existencia se infiere del acuerdo intersubjetivo.
Asumamos de momento, que hay dos realidades distintas. En este caso, o interfieren y se comunican entre sí, o no. Dado que sostenemos que nuestras percepciones sensoriales (cuya realidad es sutil) son del mundo (cuya realidad es física), debemos eliminar la posibilidad de que las dos realidades no se comunican o interfieren. Ahora, si interfieren, o una de ellas es la realidad última de la otra o hay una tercera realidad última que es la sustancia de ambas. En cualquier caso hay una realidad última que es tanto la realidad de nuestra experiencia subjetiva de los pensamientos, sentimientos y percepciones sensoriales, que es precisamente lo que es la consciencia, como la del mundo físico que percibimos. Esto implica que esta realidad-consciencia es todo lo que hay.
El caso de que no haya dos realidades diferentes es trivial. También en este caso, la consciencia o realidad sutil es todo lo que hay.
Si consideras esto profundamente, el resto de las preguntas se contestarán fácilmente. Sin embargo siéntete libre para preguntar otra vez si tienes alguna duda.
Con afecto,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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