Ha quedado completamente claro que nuestra vida es sólo una ilusión y está desprovista de cualquier realidad sólida. La pregunta es ésta: ¿De dónde procede la necesidad de crear esta ilusión?
Vamos a asumir que estoy soñando y surge la pregunta: “¿por qué estoy creando este sueño?”. En el momento en el que surge esta pregunta, el sueño cesa. La pregunta se refiere ahora a un acontecimiento pasado, el sueño. Es evidente que la respuesta real a esta pregunta no puede encontrarse entre los elementos del sueño, porque no son reales. Por ejemplo, la respuesta: “Estaba creando este sueño para seducir esta bella mujer que aparecía en él” es obviamente absurda.
Volvamos ahora a tu pregunta que reformulo como sigue: “Puesto que todo fenómeno es ilusorio, ¿cuál es la causa real de su creación? Obviamente, esta causa real no puede ser otro fenómeno ilusorio. El único elemento no fenomenológico de nuestra experiencia es nuestra consciencia, nuestra presencia, que por lo tanto es el único candidato que queda para ser la “causa de” o “el origen de la necesidad para” la creación de la ilusión. Por lo tanto nuestra consciencia es la respuesta a la pregunta. Sin embargo, de hecho esta pregunta no surge, cuando somos conscientemente la respuesta todas las preguntas se desvanecen.
Amistosamente,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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