Estimado Francis, te he oído decir en uno de tus videos que la libertad era el reconocimiento de la independencia de la consciencia frente a los objetos. Aunque está claro que la consciencia es anterior a la manifestación, dado que los objetos surgen y desaparecen en ella, es difícil para mí entender cómo podría ser posible experimentar la consciencia sin los objetos. Hasta ahora, creía que la no-dualidad era precisamente la unión de la consciencia y el mundo manifestado. Entiendo que la consciencia podría existir sin formas, pero me parece que es necesaria una forma para que la consciencia sea consciente de sí misma, una forma en la que pueda ver un reflejo de si misma. ¿Me podrías aclarar este punto?
Sinceramente, Steven
Estimado Steven,
Investiguemos la naturaleza de la experiencia de la que se deriva nuestra certeza de que hay consciencia. Generalmente creemos que esta certeza tiene su origen en la experiencia objetiva (pensamientos, sensaciones corporales, y percepciones sensoriales externas). Sin embargo, tras un examen cuidadoso, nos damos cuenta de que esto no es así, porque la experiencia objetiva, por ejemplo la experiencia de los pensamientos, no nos lleva lógicamente a la conclusión de que haya consciencia, sino simplemente a la conclusión de que hay objetos, por ejemplo pensamientos. Si no tuviéramos un conocimiento realmente experiencial de la consciencia, no tendríamos esta certeza absoluta de su existencia. Tal certeza debe estar sustentada en la experiencia directa de aquello de lo que tenemos certeza; y no derivarse de una inferencia que siempre deja un margen de incertidumbre. La existencia de un mundo exterior en ausencia de percepción es una inferencia así, que aunque generalmente aceptada como de sentido común, nos deja con una duda residual sobre la continuidad del mundo: dado que durante nuestros sueños no somos conscientes de que estamos soñando, el mundo a nuestro alrededor podría ser una ilusión similar al mundo que surge en nuestros sueños, también desprovisto de existencia cuando no es percibido.
Por lo tanto debemos llegar a la conclusión de que la certeza de la consciencia tiene sus raíces en una experiencia no objetiva que corresponde a un modo de conocimiento diferente, en una “apercepción” subjetiva en lugar de una percepción objetiva. En esta apercepción la consciencia se conoce a sí misma, por sí misma, directamente. Esta apercepción es en atemporal y tiene lugar más allá de la mente. Desde el punto de vista de la mente, aparece como una comprensión instantánea, un vislumbre de la realidad, una evidencia absoluta que cambia la mente, una mente que no tiene conocimiento directo del agente de su propia transformación.
La consciencia no necesita una forma para verse a sí misma, pero sin el espejo de la consciencia las formas no podrían surgir.
“Los seres tienen sus raíces en Mí, pero yo no tengo mis raíces en ellos .” (Baghavad Gita).
La dualidad forma-consciencia es sólo una ilusión similar a la dualidad reflejo-espejo.
Con afecto,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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