Francis, Chris me dirigió a ti y me sugirió que te planteara algunas de mis preguntas. La verdad es que no sé qué, o cómo preguntar, porque he oído y aprendido tanto sobre Advaita que ya sé cuales van a ser las respuestas. Es desafortunado, lo sé, y estoy muy frustrado por ello. He examinado mi interior y me he preguntado repetidas veces: “¿Qué o quién soy?” y la pregunta se detiene en mi mente, quiero decir que, hasta donde puedo remontarme, parece que estoy en mi mente…mirando hacia fuera. No puedo entender el concepto de que la mente esté contenida en mí, y no al revés. Entiendo lo que se dice, pero no puedo moverme más allá de este obstáculo de auto-limitación. Honestamente, me siento atrapado, y querría que hubiera algo que pudiera hacer para salir, pero dondequiera que busco, me dicen que no hay a donde ir y no hay nada que hacer. Cualquier consejo sería inmensamente apreciado. Gracias, Mike.
Estimado Mike,
Olvídate de todo lo que te han dicho. Empecemos de cero.
El núcleo de tu pregunta es: “No puedo entender el concepto de que la mente está contenida en mi”. Tenemos que aclarar el significado de dos palabras que estás usando: “mi” y “mente”.
“mi”: vamos a definir “yo”, o “mi”, o la “consciencia”, como aquello, sea lo que fuere, que está viendo estas palabras ahora y las entiende.
“mente”: vamos a definir “mente” como el conjunto de todas tus percepciones: pensamientos, memorias, sueños, sensaciones corporales, sentimientos y percepciones sensoriales externas, de las que está hecha tu “experiencia humana”.
De estas definiciones se sigue que la realidad de la mente es la experiencia de percepciones de todo tipo, “mentaciones”, que aparecen en la consciencia. Estas mentaciones no puede existir en ningún otro lugar salvo en la consciencia en la que surgen. Tenemos la certeza absoluta de que hay un elemento de realidad que forma parte de ellas, ya que las experimentamos. Sin embargo, cada una de estas mentaciones por sí mima, podría ser una ilusión, como resulta evidente en el caso de los sueños que revelan su cualidad ilusoria cuando nos despertamos. Dado que cada una de ellas por separado podría ser una ilusión, su realidad debe ser la consciencia en la que aparecen. La mente está contenida en mí en tanto que consciencia, y yo soy la realidad última de la mente.
Unas pocas observaciones para aquellos de inclinación filosófica:
Hay que distinguir claramente entre mente y cerebro. El cerebro es un órgano que pertenece al universo físico, hecho de partículas bailando juntas la refinada coreografía de este cuerpo humano. La mente es una experiencia. No pertenece al universo físico, por lo tanto no pertenece al cuerpo o al cerebro, aunque hay una correlación entre el cerebro y la mente. Esta correlación, que ha quedado demostrada por numerosos experimentos en neurociencia, es incompatible con la visión dualista, cartesiana, que considera la mente y la materia como dos realidades separadas. La visión materialista de acuerdo con la que tanto la mente como la consciencia “emergerían” del cerebro, y por lo tanto de la materia; por una parte niega realidad a la experiencia de la consciencia - una experiencia de cuya realidad tenemos certeza, más allá de de cualquier duda- y por otra parte deja abierta la pregunta sobre la realidad de la materia. La visión idealista de acuerdo con la que el mundo, cuerpo y cerebro serían simplemente pensamientos que surgen en la mente humana es infantilmente antropocéntrica, y solipsista si niega la realidad de otras mentes y si no lo hace, deja abierta la pregunta de la realidad última que abarca y conecta todas las mentes. La visión no-dualista es intachable: si sólo hay una realidad, la realidad de nuestra experiencia, la consciencia debe ser ésta realidad, y por lo tanto universal, infinita y más allá del espacio y del tiempo. Si investigamos si es posible que la consciencia sea universal en vez de personal, nos sorprenderemos al descubrir que no hay ni una sola prueba que excluya esta posibilidad.
En este momento nos encontramos con una visión del mundo, la mente y la consciencia que es simple y está libre de paradojas; no entra en conflicto con la ciencia moderna, y está de acuerdo con la totalidad de nuestra experiencia. ¿Implica esto que sea cierta? Ciertamente, no. Esta visión también está reñida con los sistemas de creencias dualistas actualmente prevalentes en la mayoría de las culturas, religiones y filosofías ¿Implica esto que sea falsa? Ciertamente no, porque el País de la Verdad no es una democracia donde la verdad se decide por votación. ¿Entonces, qué? ¿Cómo decidimos la verdad de la no-dualidad? ¿Qué podemos hacer? En este momento puede parecer que hemos agotado todos los recursos y que nuestra investigación no puede ir más allá. Y eso es verdad en su aspecto teórico e intelectual: hemos llegado al final de esa avenida. Sin embargo hay una nueva dirección, infinitamente fértil y prometedora, que nuestra investigación puede tomar: el camino experimental. Si es verdad que la consciencia es la realidad del universo, lo que restaura el amor, la inteligencia y la belleza a su centro; esto debería tener numerosas implicaciones, muchas de la cuales pueden ser sometidas a experimentos. Los resultados de esos experimentos pueden no ser de naturaleza fenoménica, o si lo son, pueden estar sujetos a varias interpretaciones divergentes, o pueden no satisfacer los criterios científicos de repetitividad o de verificación por observadores independientes. Sin embargo si pueden tener un poder de convicción absoluto, similar a la experiencia interna de ser conscientes, una experiencia que no puede ser validada científicamente de modo alguno y que sin embargo tiene una fuerza absolutamente convincente. Tomemos como ejemplo nuestras interacciones sociales. Puede que haya alguna diferencia si en nuestras relaciones con otro ser humano:
creemos ser una entidad separada interactuando con otra consciencia igualmente separada, o
estamos realmente abiertos a la posibilidad de que somos una presencia universal interactuando consigo misma, hablando con si misma, escuchándose a sí misma, entendiéndose a sí misma.
Como consecuencia podemos observar diferentes resultados, tanto a nivel fenoménico como a nivel no-fenoménico, dependiendo de que postura adoptemos (1 o 2). Hemos de hacer notar que para llevar a cabo este tipo de experimento hay un prerrequisito: debemos estar genuinamente convencidos de la posibilidad de la hipótesis no-dualista. Se pueden diseñar muchos otros experimentos similares en relación a nuestra conexión con el mundo y sus acontecimientos, con el cuerpo y sus sensaciones, con las decisiones que tomamos, con la manera de pensar, sentir, percibir, etc… De hecho cada momento de nuestra vida puede ser considerado como un experimento. De la misma forma que un físico, mediante experimentos, establece un diálogo con la naturaleza, haciendo preguntas y esperando resultados (las respuestas de la naturaleza), podemos nosotros abrir un diálogo similar con la Realidad absoluta, siempre que estemos abiertos a esa posibilidad. La Realidad está esperando.
Atentamente,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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