Hola Francis, la pasada noche invité al rey y busqué el “yo”. Lo que se hizo evidente fue que el “yo” no es local, no está localizado en este cuerpo. El cuerpo se volvió irreal, y todo lo que había era “yo”. Ocurrían pensamientos. Lo que era “yo” se esconde dentro del cuerpo o parece hacerlo, pareciendo ser una persona pensando. Como el “mi” (me) fuera del cuerpo, las cosas parecían suceder delante de mi y dentro de mi, como si estuviera teniendo lugar una representación teatral y yo fuera tanto el teatro como el director. Todo lo demás, actores, escenas, diálogos parecían salir de mi imaginación. Cuando el cuerpo físico volvió a abrir sus ojos, la conciencia parecía haber vuelto al cuerpo, tal como estaba antes. Ahora, con tantas peguntas nueva que han surgido, me siento como una absoluta principiante. ¿Son los otros reales? Quiero decir, debo de estar hablando conmigo misma, ¿de acuerdo? Eso es lo que los maestros dicen, pero eso hace que mi cabeza quiera explotar, que es también lo que dicen los maestros, que esto no puede ser entendido con la mente. Mucha confusión aquí. Gracias por tu ayuda.
Querida Claudia,
Perdón por el retraso en contestarte.
Hiciste dos preguntas:
El adjetivo “real” tiene varios significados.
En nuestra cultura materialista, a menudo significa “hecho de materia”. Tu pregunta se convierte entonces en “¿Están los otros hechos de materia?” Si por “los otros” te refieres a los cuerpos físicos, la respuesta es si; si quieres decir “otras mentes” o “otras consciencias”, la respuesta es no, por lo menos hasta donde sabemos.
Sin embargo, si “real” significa “hecho de materia”, hay un problema: no sabemos que es la materia, simplemente creemos que los sabemos. Esto es lo que ocurre: (casi) todo el mundo que no sea un físico cree que sabe más o menos lo que es la, que hay una rama de la ciencia, la Física, que trata de esta cuestión, y que hay físicos que conocen mucho mejor, con gran detalle, lo que es la materia. Desafortunadamente, cuando nos acercamos al departamento de Física y preguntamos a los que están allí, o cuando nos convertimos en uno de ellos, nos damos cuenta de que no sabemos en absoluto que es la materia. Aprendemos mucho sobre como parece comportarse bajo ciertas circunstancias precisas y a una cierta escala, subatómica, humana, extragaláctica, y sobre las leyes que gobiernan este comportamiento; pero nunca llegamos a saber que es realmente. Los físicos no saben lo que es la materia. O si lo saben, tienen que referirse a una realidad, “algo” que es anterior a la materia-energía sobre la que hacen medidas. Después del desvío por el departamento de Física y la lección en humildad, tenemos que reconocer la triste verdad: la palabra “real”, cuando se toma en su sentido anteriormente mencionado…no tiene sentido. Este desvío no es el fracaso que parece ser a primera vista, porque ha limpiado nuestra visión de la realidad de su dependencia de la materia.
Habiendo regresado del callejón sin salida del materialismo, tenemos que empezar de nuevo en nuestra búsqueda de la realidad. Esta vez, tomemos el desvío de la ilusión, porque si entendemos lo que es la ilusión, nos acercaremos a la realidad como aquello que no es una ilusión. ¿Cómo reconocemos una ilusión? ¿Como sé que el billete de cien dólares que alguien me dio de noche durante mi sueño era una ilusión? Buscando ahora en mis bolsillos y viendo que no está ahí, donde pensaba que lo había puesto. Ha desaparecido absolutamente, y “absolutamente” quiere decir que no hay ningún lugar en este mundo donde pudiera ser encontrado. Por lo tanto “ilusorio” se refiere a aquello que puede desaparecer absolutamente, y como corolario, “real” se refiere a aquello que nunca desaparece. El elemento de realidad de algo es aquella parte de ese algo que está siempre presente. Y tenemos esta profunda intuición de que hay una realidad siempre presente detrás de cada fenómeno cambiante. El problema es que nos vemos a nosotros y a los otros como separados y diferentes de esta realidad, como “menos reales” que esta realidad, como fenómenos.
Si buscamos el “yo” real, el único que importa, el que verdaderamente somos, descubriremos que somos precisamente esta realidad siempre presente, y que, como esta realidad una, los otros son reales, igual de reales que nosotros.
Si.
Con afecto
Francis
Traducido por Pedro Brañas
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