Tu dijiste: “Cuando entiendes que no hay nada que puedes hacer para llegar hasta el Rey, estás disponible. Cuando reconoces tu completa impotencia, te conviertes en una habitación vacía. Tan pronto como te conviertes en una habitación vacía, eres un santuario. Entonces el Rey puede entrar, sentarse en el trono, y bendecirte con su presencia inmortal.” ¿Está de acuerdo con esto lo que digo a continuación? ¿Es verdad? - Esta es una receptividad que no interfiere con lo recibido, y por lo tanto no da oportunidad a que la mente surja y cree un juego, una competición, o una lucha entre su punto de vista y lo que es recibido. De hecho es una receptividad sin receptor. Es la mente la que crea la polaridad o contraste con lo que surge y por lo tanto favorece una lucha mental. Cuando uno es una “habitación vacía”, no hay “nadie” ahí para ver la habitación o su vacío, o para situarse en contraste con ella. Lo que hay entonces es plenitud. Nunca hay nada completo en el universo de dualidad y multiplicidad finitas… y de la…“identidad”. Es una mala analogía, pero uno podría decir que si la televisión está apagada y fuera de la habitación…no hay nadie ahí para ver la imagen. La consciencia surge como un punto de vista singular, localizado, sólo cuando hay algo de lo que ser consciente. Para ser una “habitación vacía” la consciencia no puede tener dueño. Gracias, Stuart
Estimado Stuart,
Tu afirmación es verdad si sustituyes la palabra “mente” con la palabra “ignorancia”, que de hecho nos lleva a una afirmación distinta. La mente no es el problema; el problema es la ignorancia (nuestra identificación con el cuerpo-mente). Desde luego, de esto se deduce que en la ausencia total de la mente, es imposible la identificación con ella. La desaparición de la mente desencadena el reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza, una experiencia no objetiva que a veces se describe como “iluminación”. Sin embargo, aunque la ausencia total de la mente es una condición suficiente para este
reconocimiento, no es una condición necesaria para ello. En otras palabras, podemos ser una habitación vacía en presencia de la mente (pensamientos, percepciones de los sentidos, sentimientos). Somos una habitación vacía en el momento que estamos verdaderamente abiertos a la posibilidad de que nosotros (la consciencia) no somos un objeto (algo percibido). Se puede llegar a esta apertura sin esfuerzo y con gozo, a través de la investigación y la comprensión. Otra manera de acercarnos es el camino del yoga, en el que la mente se mantiene enfocada en su fuente. Casi siempre es necesaria la asistencia de un instructor cualificado, y en ambos casos viene dada por la gracia. En el segundo caso el objetivo es el desvanecimiento de la mente que provoca el samadhi (estado) sin objetos. Sin una supervisión apropiada, el yogui puede permanecer estancado en un estado de ausencia de objetos, en el que la misma ausencia es todavía un objeto, un objeto “en blanco” que encubre la revelación de la Presencia. Tal estado puede acarrear un alivio temporal de la usual agitación de la mente, pero debido a la falta de la dulzura de la Presencia, más pronto o más tarde la búsqueda es reanudada.
La razón por la que menciono este tema es por el uso de la palabra “mente” en tu pregunta, como si la mente fuera un obstáculo: “es la mente la que crea la polaridad”. Este error se encuentra a veces en las enseñanzas de Advaita y del Budismo. De hecho, lo que crea dualidad no es la mente sino la ignorancia. La mente es simplemente el instrumento que se usa para su creación, el mismo instrumento, que al servicio de la inteligencia suprema, se usa para su abolición. Si no nos permitimos usar la mente, en la forma del razonamiento superior, como un instrumento de liberación, somos como un prisionero que aunque tiene en su poder la llave de su celda en la cárcel, rehusar usarla porque es el instrumento que se usó para encerrarle.
En referencia al final de tu afirmación:
“Cuando uno es una “habitación vacía”, no hay nadie ahí para ver la habitación o su vacío, o para situarse en contraste con ella”. Se debería completar así: “Cuando uno es una “habitación vacía”, no hay nadie ahí como objeto para ver la habitación o su vacío, o para situarse en contraste con ella”. En otras palabras, la ausencia de ignorancia o identificación con un pseudo sujeto no implica la ausencia de la consciencia subjetiva ordinaria.
Con afecto,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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