Al crecer en mí el deseo de conocerme como la consciencia, otras motivaciones han disminuido. Ya no tengo ambiciones relacionadas con mi profesión; ya no creo que tenga que casarme para sentirme completa; ya no me siento impulsada a crear; ya no creo que estoy aquí para lograr alguna otra cosa excepto conocer más íntimamente la verdad de quién soy. Sin embargo, todavía no conozco la libertad. Tengo un maestro a quien amo, y paso tiempo en satsang, y sola en silencio, y con otros amantes de la Verdad. En esas simples actividades, cuando están disponibles, hay felicidad, y claramente no hay vuelta atrás para retomar una vida de esfuerzo materialista. Sin embargo tengo miedo de que pueda pasar el resto de mi vida como una buscadora perpetua, sin sentirme en casa ni en la Presencia, ni en el mundo. Sí, puedo cambiar mi atención y darme cuenta de la inmensidad en la que este pequeño drama ocurre, pero tal vez mi conocimiento es sólo intelectual, un borroso darse cuenta sólo en los márgenes. No hay gozo en ese darse cuenta. No conozco esa inmensidad como yo misma. Anhelo la paz y libertad que otros han descrito. Ayuda por favor.
Estimada Flavia,
Tienes que pedir ayuda a tu maestro. Tienes que pedir ayuda a la mejor fuente disponible que conozcas, y esa será tu maestro. Hacer eso es honrar la Verdad. Cuando vas a visitar al Rey, no trates de economizar. ¡Viaja en Primera!
Tu carta me dice que eres una amante de la verdad seria, y este amor en ti te llevará eventualmente a la paz y libertad que anhelas. Disfruta el viaje al lugar donde no hay viajero y donde has llegado en cada momento.
Con afecto,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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