Hoy, durante el satsang he tenido una experiencia, una que ya había tenido antes en tu presencia, y sobre la que tengo una pregunta. Mientras hablabas sobre el “asiento caliente” y la entrega, algo que he estado practicando mucho últimamente, he tenido una vez más esta sensación corporal intensa de expandirme, de abrirme. Era un sentimiento de gozo, casi eléctrico, y recordé que cuando pasó esto antes y me asustó un poco, me dijiste que estaba “deteniéndolo” y que entonces venía el miedo, que la próxima vez soltara el miedo, que es lo que hice. Parecía que todas las respuestas que estabas dando a las preguntas de otros, hablaban directamente a lo que yo estaba experimentando, y que no necesitaba hacer una pregunta para recibir la respuesta. Sentí como si hubieras despertado el maestro dentro de mí, y que yo tenía las respuestas. Como siempre cuando pasa esto, me emociono mucho y empiezo a llorar, con lo que me siento avergonzada (siempre me tomaban el pelo por ser demasiado sensitiva y emocional). Al surgir la vergüenza noté que empecé a pensar, “¿es esta experiencia real? ¿no será que la mente te está engañando porque tienes un deseo tan grande de iluminarte? Pensé, ¿cómo puedo fiarme de que esta experiencia es real?, y te quería preguntar acerca de ello, pero estaba avergonzada porque sabía que me iba a poner muy emotiva. Al tener estos pensamientos, me di cuenta enseguida de que son formas que mi ego usa para apartarme de la verdad, impidiéndome “soltar” más y fiarme de la experiencia, y también me doy cuenta de que la vergüenza que siento, el retraerme en hacerte la pregunta, es otra oportunidad para soltar. Así que no sé si tengo una pregunta o simplemente me gustaría saber lo que piensas y confirmar que simplemente necesito soltar, porque eso es lo que mi maestro interior me dice una y otra vez, suelta, expándete y suelta. ¿O hay alguna práctica que pueda utilizar la próxima vez que esto surja, que me pueda llevarme más al fondo?
Querida Shannon,
Dos comentarios:
La experiencia que estás describiendo, “Parecía que todas las respuestas que estabas dando a las preguntas de otros hablaban directamente a lo que yo estaba experimentando, que no necesitaba hacer una pregunta para recibir la respuesta”, es muy familiar. Yo solía tener la misma experiencia con mi maestro. No era que simplemente alguien preguntara por casualidad la pregunta que yo tenía en ese momento, sino mas bien como que se establecía una conexión directa con mi maestro “en la trastienda” de tal manera que parecía que él estaba leyendo mi mente y corazón como un libro abierto y yo estaba haciendo lo mismo. Yo milagrosamente sabía las palabras que él iba a decir cuando las estaba concibiendo, justo antes de que las pronunciase.
En relación a la vergüenza que sentiste por ser emotiva, se debería observar que hay dos tipos de emociones: negativas, que se originan en la ignorancia, y positivas, como las que estás describiendo, que se originan en nuestra verdadera naturaleza. No estoy seguro si deberíamos avergonzarnos de nuestras emociones negativas, pero tengo la certeza de que deberíamos mostrar con orgullo nuestras lágrimas de gozo y amor al resto del mundo. Como tú y todos los amantes de la Verdad, yo a menudo lloraba durante los diálogos con mi maestro (¡los hombres no lloran!) y cesé de molestarme por esas reacciones del cuerpo el momento que comprendí su fuente. Estaba sentado allí, como un niño, libre y sin preocupaciones, derramando lágrimas.
Con afecto,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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