Lugar: Bogotá
Soy consciente de la actividad de la mente: pensamientos al azar, imágenes y sonidos, o una canción que suena en mi cabeza. Cuando observo esto, tengo unas pocas interpretaciones; la mente crea un sentido de separación; cuando la mente está activa (pensando o una canción sonando) parece que esto crea un espacio privado que no se puede compartir directamente con nadie más; yo soy el único que “oigo” la canción que está sonando en mi cabeza. Parece como si la actividad de la mente sirve el propósito de hacerme abandonar el momento presente, desconectándome de la vida, de la realidad, y replegándome en este espacio psíquico privado. Parece como si la energía que podría ser la de mi presencia abierta y disponible, se dirige a la mente y crea esta actividad mental (los sonidos, pensamientos o canciones), este compartimento interno a donde va mi atención, y parece como si estuviera escondiéndome o protegiéndome del mundo al existir más en este compartimento creado (la actividad mental) y menos en conexión con el mundo. ¿Son estas observaciones e interpretaciones exactas? Si quiero existir menos en el espacio interno aislado que parece ser la mente y más en una relación directa con el presente, abierto y conectado a la realidad… ¿qué puedo hacer? (Parece haber una inercia sutil y poderosa para que la atención vaya a los procesos mentales al azar en lugar de permanecer abierto en el Ahora).
Estimado Alfonso,
El espacio privado al que te refieres también tiene su belleza. Es donde se compone la música, donde aparecen los sentimientos positivos, y donde se investiga la Verdad. En otras palabras, es también la puerta a la belleza, el amor y la inteligencia. Simétricamente, el espacio público también tiene sus deficiencias: fealdad, ignorancia y agresión se encuentran casi por todas partes. Por lo tanto intentar vivir solamente en el área pública no es un camino adecuado para la felicidad. En vez de eso, intenta vivir desde el Ser y para el Ser en ambos espacios. Mientras estés en el espacio privado, piensa y siente sólo desde la verdad, el amor y la belleza. Mientras estés en el espacio público, percibe y actúa sólo desde ese mismo espacio.
Entonces conocerás su nombre: El cielo, tu verdadero hogar.
Con todo mi afecto,
Francis
Traducido por Carmen Areitio
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