Estimado Francis,
Muchas gracias por darme tu dirección. ¡Qué manera tan bonita de empezar el año nuevo!
Hace algún tiempo te envié una pregunta que nunca fue contestada en la web. Probablemente hubo un error y mi pregunta nunca te llegó, o tal vez tenías alguna razón para no contestar. La pregunta era acerca de una tal Bernadette Roberts, una mística cristiana, y que para su asombro descubrió que lo que se considera en su tradición la ‘etapa’ final - que ella cree que es lo mismo que el Sat-Chit-Ananda de los Advaitines - desapareció un día, tragando y disolviendo completamente todo que se pudiera llama el verdadero Yo, “YO SOY” o Dios. Ella llama al nuevo estado el estado de “No-Yo”.
Como no pudo encontrar nada sobre esto en la literatura mística cristiana, empezó a estudiar hinduismo y budismo, y dice que el único lugar en la literatura que encontró algo que apuntara a esto fue en una referencia del Buda.
Dice que es muy fácil confundir el estado de no ego con el estado de no Ser, pero es completamente diferente. Le sucedió de forma completamente inesperada 25 años después de que el ego hubiera desaparecido.
A Bernadette le parece que todos los libros y los iluminados hablan sobre el estado de no-ego, no sobre el estado de no Ser. Aunque ella está convencida de que el segundo ha sido alcanzado por muchos.
Sé que en mi etapa de ego-total, esto no tiene consecuencias inmediatas. Tengo que liberarme de esta hipnosis. Sin embargo la pregunta está profundamente instalada y no puedo evitar el pedir tu comentario. Esta vieja discrepancia entre el hinduismo y el budismo en cuanto a la existencia eterna versus la no-existencia del Yo, ¿es como se dice a menudo, retórica, o es real? Esta es parte de una entrevista con Bernadette:
Bernardette: Aquello sucedió inesperadamente unos 25 años después del proceso de transformación. El centro divino - la moneda o “verdadero yo” - desapareció de repente y sin centro o circunferencia no hay yo, y no hay divino”.
Inicialmente, cuando miré en el Budismo, tampoco encontré ahí la experiencia del no-yo, pero intuí que tenía que estar allí. La desaparición del ego es común tanto al hinduismo como al budismo. Por lo tanto eso no explicaría el hecho de que el budismo se hiciese una religión separada, ni explicaría la insistencia budista en que no hay un yo eterno - ya sea divino, individual o los dos en uno. Sentí que la diferencia fundamental entre esas dos religiones era la experiencia del no-yo, la desaparición del verdadero Yo, Atman-Brahman.
Desafortunadamente, lo que la mayoría de los autores budistas definen como la experiencia del no-yo es de hecho la experiencia del no-ego. El cese del apego, la ansiedad, el deseo, las pasiones, etc., y el correspondiente estado de paz y gozo imperturbables expresa el estado de unidad sin-ego; sin embargo, no define la experiencia del no-yo o la dimensión más allá. A no ser que distingamos claramente estas dos experiencias diferentes, sólo las confundiremos, con el resultado inevitable de que se pierde la verdadera experiencia del no-yo. Si pensamos que la desaparición del ego con la consecuente transformación y unidad, es la experiencia de no-yo ¿como llamaremos entonces a la experiencia mucho mas allá cuando esta unidad sin ego desparece? En la experiencia real sólo se le puede llamar de una manera, “la experiencia de no-yo”; no admite otra definición posible.
Inicialmente desistí de buscar esta experiencia en la literatura budista. Sin embargo, cuatro años después me encontré con dos indicaciones atribuidas al Buda describiendo su experiencia de iluminación. Refiriéndose al ser como una casa, dijo, “Ahora todas las vigas están rotas, la parhilera está destruida”. Y allí estaba - la desaparición del centro, de la parhilera; sin ella no puede haber una casa, no yo. Cuando leí estas líneas fue como si una flecha lanzada al comienzo del tiempo hubiera de repente dado en el blanco. Fue un hallazgo remarcable. Estas líneas no son una pieza de filosofía, sino un relato experiencial, y sin el relato experiencial no tenemos nada dónde continuar. En el mismo verso dice, “No construirás una casa otra vez,” distinguiendo claramente esta experiencia de la de la desaparición del centro-egoico, tras el cual un nuevo ser transformado es construido alrededor de un “verdadero centro”, una parhilera fuerte y equilibrada.
Bernadette escribió también un libro muy detallado sobre esto, algunas partes del cual se pueden leer en Internet:http://books.google.b/books?id=ujxTTc7vjQC&printsec=frontcover&dq=Bernadette+Roberts
Siento molestarte otra vez con la misma pregunta. Si por alguna razón no deseas comentar esto, por favor, dímelo.
Muchas gracias, y mis mejores deseos para el nuevo año (aunque para ti no hay deseos y no hay tiempo)
Om, Vishvarupa
Estimado Vishvarupa,
Unas pocas observaciones:
Diferentes escritores o maestros usan palabras con significados diferentes. Yo defino el Yo (Self), la consciencia, la Presencia, la experiencia o Atman, como aquello, sea lo que sea, que percibe verdadera estas palabras ahora mismo. Obviamente, la Sra. Roberts usa la palabra “Yo” (Self) con un significado diferente, ya que ella habla de una experiencia del no Yo, lo que implica una experiencia de no Yo, por lo tanto de la consciencia como aquello que experimenta el no Yo. En otras palabras, lo que ella llama “Yo” es un objeto, cuya ausencia o desaparición puede ser experimentada.
“La parhilera es destruida”: el Buda se refiere aquí a la realización del Yo (Self), la última etapa después de la revelación de Atman-Brahman, nuestra verdadera naturaleza, una revelación que potencialmente destruye la ignorancia, la creencia de que somos una consciencia separada. La realización del Yo (Self) puede corresponder o no a la experiencia que la Sra. Roberts describe como el estado del “no Yo”. En la tradición india se conoce como Sahaja Samadhi. El vislumbre previo o la revelación que prepara el terreno para este morar se conoce como liberación o moksha. Esta puede corresponder o no a la experiencia que la Sra. Roberts describe como la desaparición del ego.
La distinción entre la realización de los budistas, advaita, sufis, cristianos, taoistas, alquimistas, pre-socráticos etc… es artificial. Nuestra verdadera naturaleza es la misma, y siempre lo será, y es independiente de la latitud, longitud y tiempo. Las diferencias están solo en los métodos de enseñanza utilizados, no en la experiencia de lo Divino.
La doctrina “anatman” de algunos budistas, es de hecho una herejía que surgió aproximadamente un milenio después de la muerte del Buda. Esta herejía se perpetuó a sí misma al perderse la Tradición del Buda en sus seguidores lejanos. Es significativo que esta doctrina es negada implícitamente por los grandes sabios del Budismo Chan, tales como Hui Hai y Huei Neng:
“Pregunta: ¿Cesa el oír, (la consciencia) cuando cesa el sonido?
Respuesta: el oír nunca cesa.” (Hui Hai)
La Consciencia o Atman no es otra cosa que la “verdadera naturaleza” o “ la naturaleza Buda” a la que se refieren las enseñanzas de Chan. El reconocimiento de su eternidad y divinidad es moksha o satori. Un Sabio o un Buda es aquel que sabiéndolo mora imperturbablemente en eso, como eso. Sólo hay un Sabio, sólo un Buda, sólo un Atman.
Cuando se accede a una tradición a través de libros en lugar de a través de un maestro vivo pueden darse interpretaciones erróneas.
Incluso alguien liberado puede al principio tergiversar su propia experiencia, especialmente si no es ayudado por un maestro vivo. A Ramana Maharsi le llevó muchos años y la lectura de las escrituras Advaita poner su experiencia en la perspectiva correcta. Esto no invalida o cambia de ninguna manera la experiencia en sí misma. Sin embargo, en el caso de un maestro espiritual, la claridad es importante. Por eso Ramana no empezó a enseñar hasta que tuvo esta claridad.
He contestado esta pregunta con reticencia porque siento que deberías haber preguntado a la Sra. Roberts y también porque es una pérdida de tiempo y energía que un buscador trate de reconciliar las afirmaciones de diferentes maestros o tradiciones. Atente a la mejor enseñanza disponible. Si estás buscando agua, es mejor excavar en el sitio que te parezca más adecuado, que cavar pequeños agujeros superficiales por todas partes. Deberíamos encontrar al maestro cuya enseñanza nos parezca mejor de acuerdo con nuestro corazón e inteligencia, y seguirle mientras sintamos de esa manera. Deberíamos elegir nuestro maestro sólo por esta razón, no por razones de conveniencia, tales como proximidad, acceso, género, tradición, etc… Deberíamos honrar la Verdad buscando el mejor maestro. No podemos comprar la Verdad en las rebajas. Además, la enseñanza que se puede transmitir con palabras y por lo tanto, a través de los textos, es una porción muy pequeña de lo requerido en la mayoría de los casos, y no se puede transmitir con palabras. Internet es un maestro muy limitado. Busca la presencia real de tu maestro humano. Recuerda que Ramana Maharshi decía que la “enseñanza en silencio” era la forma más elevada de enseñanza, una forma de enseñanza que a veces es negada por los que solo tienen una comprensión intelectual y no pueden hablar de lo que no tienen experiencia. Es la misma enseñanza en silencio que Gautama y su discípulo compartieron cuando sonrieron después de que el Buda le enseñase la flor en silencio. Es una “transmisión directa, independiente de las palabras”, de acuerdo a la tradición del Budismo Chan, el baraka de los Sufís, y la “transmisión de la llama” de la que habla Jean Klein.
Con afecto, Francis
Traducido por Carmen Areitio
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