Continuación a la pregunta 222 - Francis responde - 227

Francis Lucille

Nombre: Jay

Lugar: NM

Estimado Francis, Gracias por tu respuesta tan clara. No quiero discutir esta cuestión. Entiendo muy bien lo que dices acerca de la importancia de lo experiencial como opuesto al entendimiento teórico. La razón por la que hago esta pregunta es porque parece que no hay un nivel de felicidad que dure para siempre, aún cuando la ignorancia no esté involucrada. Noto un ciclo continuo de apertura y contracción. La apertura está marcada por el entusiasmo, la alegría, energía y amor. A esto le sigue una trayectoria sostenida de intensidad variable antes de ceder a la contracción. La contracción conlleva una leve sensación de desolación y soledad, aunque no esté provocada por ningún objeto o por su carencia. Eventualmente termina cediendo a una nueva apertura. Sin tales contracciones, o algún recuerdo del dolor, ¿cómo puede uno saber si su propio estado es de felicidad? Si fuera feliz permanentemente, ¿cómo podría distinguirse tal estado? Requeriría por lo menos un mínimo opuesto para que sirviera de contraste, y por lo tanto definición. Soy joven y todavía dado a entusiasmos, ardores, e intensidades. Tal vez la propia edad lleva consigo una mayor uniformidad de experiencia. Sin embargo sé por experiencia que ninguna experiencia espiritual resulta en éxtasis permanente. Tantas veces, después de un poderoso vislumbre de la Verdad he pensado: “por fin he llegado”. Pero ahora no creo que pueda haber nunca tal vislumbre final. La Verdad parece ser siempre lo que es, pero no nuestra comprensión o experiencia de ella, lo que es una gran paradoja, porque en última instancia uno no está en absoluto separado de la Verdad. Gracias otra vez, Jay.

Estimado Jay,

En la ignorancia, el trasfondo de nuestra experiencia parece ser sufrimiento y carencia. En contadas ocasiones, parece que somos elevados de este nivel por chispas evanescentes de alegría, pero hay un sentido de inevitable fatalidad que permanece, envenenando la alegría que nunca es pura, libre y absoluta. En la sabiduría, el trasfondo se revela completamente como paz y satisfacción que alimenta las llamas de alegría, amor y celebración. Mi amigo Yvan Amar lo expresó bellamente: “La paz es la alegría en descanso, y alegría es la paz en movimiento”.

Afectuosamente,

Francis

Traducido por Carmen Areitio.

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