¿Que es la consciencia? – Transcripción del extracto de audio 008. Retiro de invierno 2010 en Paris

Francis Lucille

Pregunta: Sobre el tema de la consciencia ¿Que es la consciencia?

Francis: No puedes ver la consciencia como ves la mesa, como ves la flor o como percibes un pensamiento. Te gustaría verla así, delante de ti, como un objeto.

P: Se que nos es un objeto, no es posible.

F: No puedes verla como un objeto. El hecho de que no puedas verla como un objeto no quiere decir que no la puedas conocer. Quiere decir, simplemente, que hay dos modos (o modalidades) de conocimiento. Hay un modo de conocimiento a través de la mente, es un modo de conocimiento mediante el cual conoces los pensamientos, las sensaciones corporales y las percepciones sensoriales del mundo exterior. Esto es el modo de conocimiento objetivo, y te permite acceder a tres dominios: al dominio del pensamiento, al dominio de las sensaciones corporales y al dominio de los cinco sentidos. Pero hay otro modo de conocimiento, que es el modo de conocimiento que te permite decir que eres consciente, y este no puedes verlo como el resto; pero ello no quiere decir que no puedas saber que eres consciente.

P: Si, se que soy consciente, soy consciente pero ¿hay algo más que saber?

F: Si, hay algo más que saber. Pero eso otro que hay que saber sobre la consciencia no puede ser conocido por la mente. Así que uno tiene que renunciar absolutamente al intento de conocer nada sobre la consciencia utilizando la mente como instrumento. Utilizar la mente cono instrumento quiere decir intentar percibir la consciencia bien mediante los pensamientos, las sensaciones corporales o las percepciones sensoriales, Estas tres vías son callejones sin salida en cuanto al conocimiento del yo. Esto debe ser reconocido porque frecuentemente intentamos volver por ahí. Tiene que ser totalmente reconocido que este camino no está abierto.

Por el contrario, el hecho de que seamos conscientes de ser conscientes, indica que hay otro camino. Puesto que somos conscientes de ser conscientes, y que tenemos la palabra “consciencia” en nuestro vocabulario, esto indica que de alguna manera somos conscientes de la consciencia; si no fuéramos conscientes de ser conscientes, conscientes de la consciencia, no tendríamos una palabra para referirnos a ello. Así que existe una experiencia por la cual la consciencia se conoce a si misma.

Ser consciente de ser consciente no es la liberación, pero nos indica el camino. ¿Donde encontrar el conocimiento que nos conduce a ella? No es liberación, porque aunque seamos conscientes de la consciencia, creemos que esta consciencia es limitada, creemos, por ejemplo, que está contenida en la cabeza, o que está contenida en la mente. Estas creencias, todas las creencias, sobre la consciencia son de dos tipos: creencias mentales, es decir conceptos, o creencias somáticas, es decir a nivel corporal, contracciones y patrones corporales; de forma que hay toda una estructura psicosomática que es superpuesta sobre la experiencia consciente y que parece limitarla.

Es solo cuando la consciencia es vista en ausencia de esta superposición, que se revela a si misma en su realidad, en su independencia, independiente del cuerpo y de la mente.

Mientras la consciencia sea vista y se conozca a si misma en presencia de limitaciones, de limitaciones mentales, siempre habrá una posibilidad de que la consciencia pueda ser algún tipo de excrecencia de la mente, un órgano de la mente. Es solo cuando es vista en total ausencia de superposiciones mentales, que reconocemos su independencia, ¿Que quiere decir esto? Quiere decir que debemos estar abiertos a la posibilidad de la experiencia de la consciencia sin objetos. La experiencia de la consciencia en ausencia de la mente. Totalmente sola. Porque, en general, la consciencia siempre es asociada a la percepción de algún objeto, en la creencia de que,…la posibilidad de una experiencia de consciencia pura no es siquiera reconocida por la psicología occidental. La consciencia siempre se asocia a la presencia de alguna cosa y esta es, por supuesto, una diferencia fundamental con la filosofía oriental que reconoce la experiencia de la consciencia pura, que por ejemplo en la India es llamada “turiya”, el cuarto estado, los otros estados son el estado de vigilia, el estado de ensoñación, y el estado de sueño profundo, estos son estados que son percibidos y se despliegan de alguna manera sobre el trasfondo del cuarto estado, turiya, que es el trasfondo de todos los estados.

Ahora bien, en esta experiencia de lo más profundo de la consciencia no hay tiempo, el tiempo aparece con la mente, el tiempo aparece con los objetos; así que la experiencia de la consciencia en ausencia de objetos no tiene duración. Vista desde el punto de vista de la mente, por la memoria o a través de la memoria, no existe, porque la memoria solo puede registrar una experiencia de objetos, una experiencia fenoménica, la memoria no puede registrar la experiencia nouménica, la experiencia nouménica, la experiencia de la consciencia, es permanente, fuera del tiempo. Así que esto debe ser reconocido. Uno debe estar abierto a la posibilidad de una cierta experiencia, que es por así decirlo una no-experiencia, a la que volvemos entre dos percepciones.

Así que lo que se requiere es un cambio (shift), una transferencia, de la atención, del interés y de la intención, que estaban centrados en los fenómenos, en lo que parece objetivamente, hacia la fuente de los fenómenos, o hacia el intervalo entre percepciones. Todos los ejercicios que hacemos, los experimentos, se basan en el mismo principio, en una transferencia de la atención desde el objeto, por ejemplo, en los ejercicios con sensaciones corporales, llevando la atención desde el objeto, la sensación corporal, hacia el intervalo, el trasfondo, es lo mismo, hacia el espacio consciente.

Cuando nos abrimos a la posibilidad de la consciencia, en cierto momento dejamos de superponer una imagen de un “mí” sobre estos intervalos, sobre este intervalo porque hay solo uno; desde el punto de vista mental hay muchos, pero todos los intervalos son aperturas a la misma presencia.

Y es desde, y mediante, este intervalo que la felicidad nos invade.

Traducido por Pedro Brañas

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