Estimado Francis, desde la última vez que te escribí me han pasado muchas cosas. No estoy seguro de donde empezar, hay muchas cosas a las que realmente no se puede poner nombre.
Supongo que tuve la experiencia de la iluminación, de la nada. Es como si miro al mundo, incluyéndome a mí, que viene de la nada. No sé cómo llamarlo, la nada es la palabra más cercana que puedo encontrar. Pero no es oscuro y muerto, es vivo.
Si ahora reviso algunas de las enseñanzas que solía seguir, puedo ver como podrían haber estado apuntando a esto, pero no tiene nada que ver con la experiencia.
Es como si no hubiera manera de expresarlo.
La razón por la que te escribo es porque estoy absolutamente confuso. Me siento como si me estuviera desvaneciendo, y sin embargo, volviéndome más viva. No estoy seguro de si he “alcanzado” la iluminación, porque muchos maestros describen la experiencia como llena de gozo, felicidad y paz y yo no sé que. Estoy un poco más tranquila de lo que solía estar antes, pero eso es todo. Parece como si me hubieran engañado, pero supongo que ese gozo y felicidad no es lo que hay para mí.
Realmente tengo cierta preocupación sobre cómo puedo funcionar en este mundo. Esta preocupación no nace del miedo, ni nada por el estilo, pero no sé cómo hablar con la gente honestamente. Si hablo, es a lo sumo alguna tontería en la que no creo, un juego, un acto, nada más. Hay poco de lo que hablar, porque la mayoría de las conversaciones de la gente son simplemente quejas y juicios y todo eso. Es extraño.
No sé qué hacer. Cualquier acción es igualmente agradable e igualmente… innecesaria.
De lo que estoy más sorprendido es que todavía tengo una mente, un parlanchín dentro de mí. Pero no creo que nada de lo que dice sea real. Es una especie de herramienta, como las manos. La puedo usar si la quiero o la puedo retirar por algún tiempo, pero no completamente, a veces simplemente vuelve. Pero no es muy importante, como un niño jugando en mi cabeza.
Sinceramente, Michael
Estimado Michael,
Un vislumbre de nuestra verdadera naturaleza (y eso es lo que fue tu experiencia) solo raramente nos deja establecidos en paz y felicidad. Sólo marca la entrada al camino. En la mayoría de los casos es necesario el apoyo de un maestro establecido en esta ecuanimidad para facilitar nuestro establecimiento. Sólo la paz y la felicidad que reinan hacia el final de esta sadhana son la señal de la autenticidad del vislumbre.
Si pudieras elegir entre la paz y felicidad absolutas por una parte y la iluminación por otra parte ¿cual sería la elección inteligente?
Con afecto, Francis
Traducido por Carmen Areitio
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