Parece existir una fina línea de separación entre una mente tranquila y una mente controlada. Después de muchos años de práctica a menudo soy capaz de suprimir completamente el discurso en mi cabeza. Es como si fuera el padre de un niño pequeño, un niño que llena, incesantemente, cada momento con algún comentario, siempre interrumpiendo para ofrecer una narración, utilizando palabras y conceptos para describir el mundo. Como un padre amoroso, lo abrazo contra mi, pongo mi dedo con amor en sus labios y detengo el ruido. Entonces se permite que la experiencia real tome forma, sin palabras ni conceptos. Francis, te he oído decir que los pensamientos provienen del infinito y que la verdadera aceptación se consigue cuando se permite que estos pensamientos lleguen y pasen de forma natural. ¿Cual es entonces la diferencia entre una mente intranquila y una mente libre para dedicarse a cualquier pensamiento que surja?
Estimado Chris,
El control mental, incluso como “padre amoroso”, no es amoroso. Lo que tiene lugar entonces no es la verdadera experiencia sino una caricatura de ella, carente de perfume alguno, y ciertamente del perfume de la libertad. Tal experiencia nunca puede hacerse permanente porque no es nuestro estado natural, sino más bien un estado artificial creado con esfuerzo. Primero tenemos que eliminar la causa raíz de la intranquilidad de la mente, que es la creencia y el sentimiento de que somos una entidad limitada y mortal. Entonces la mente y el cuerpo se relajarán de forma gradual y espontánea, revelando la paz y el gozo sin causa que pertenecen al trasfondo de Presencia. Podemos cooperar conscientemente con esta revelación, no como personas, pero si como esta presencia misma. La mente, seamos conscientes de ello o no, es siempre libre de dedicarse a cualquier pensamiento que surja porque la mente es este mismo pensamiento que surge. Pero la mente esta en calma solo si moramos naturalmente en el Ser (Self), como el Ser.
Con afecto,
Francis
Traducido por Pedro Brañas
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